Diario Información,Elda,06.01.2014
Varios ejemplares de gran porte situados en el Jardín de la Música y la Plaza Castelar han muerto por efecto del voraz escarabajo africano. Las palmas están secas y amenazan con caer al vacío en cualquier momento
PÉREZ GIL
El picudo rojo ha terminado secando hasta la muerte a varias palmeras centenarias que formaban parte del paisaje urbano de parques emblemáticos de Elda como la Casa Grande del Jardín de la Música y la Plaza Castelar. Que la plaga había llegado a la capital del Medio Vinalopó se sabe desde que, en octubre de 2011, se detectó en un jardín privado la presencia del Rhynchophorus ferrugineus, el voraz escarabajo africano que se alimenta de las palmeras y pone sus huevos dentro de ellas hasta que, una vez arrasada por completo, vuela hacia otro ejemplar cercano para continuar con el destructivo e imparable proceso.
Los tratamientos fitosanitarios aplicados por la concejalía de Medio Ambiente no han dado el efecto deseado a juzgar por el resultado producido. En la Casa Grande del Jardín de la Música hay una palmera canaria centenaria seca y sin vida desde hace dos meses pero sus enormes hojas, que pueden pesar entre cinco y diez kilos, no han sido taladas por lo que podrían caer en cualquier momento con el consiguiente peligro para los niños y mayores que se encuentren en ese momento en el parque. A veinte metros de ella hay otra canaria que parece abocada a correr la misma suerte. No son las únicas pero sí son las más llamativas por su altura, porte, edad y ubicación.
En octubre pasado este diario ya informó de que en Elche la copa de una palmera de unos diez metros de altura se desplomó, repentinamente, sobre dos vehículos en la avenida San Vicente Ferrer. El ejemplar estaba infectado por picudo rojo. Cuando la balona se precipitó al vacío eran poco más de las dos y media de la tarde y, afortunadamente, no pasaba nadie por la calle, por lo que sólo hubo que lamentar daños materiales. Los únicos perjudicados fueron, en este caso, los dos turismos estacionados bajo su sombra.
En la Plaza Castelar de Elda también hay palmeras octogenarias moribundas por el picudo. Basta darse una vuelta por el parque y alzar la mirada para comprobarlo sin ser un experto en la materia. Lo mismo ocurre frente al geriátrico El Catí, en la isleta de la calle Santa Bárbara, aunque en este caso desde el Ayuntamiento sí se ha tomado la diligente decisión de cortar y retirar todas las palmas para evitar males mayores.
Los especialistas en arboricultura consultados en la comarca consideran que la concejalía de Medio Ambiente de Elda está permitiendo, «por simple inacción», que el foco de la plaga se extienda fácilmente. Y ello por aplicar los tratamientos fitosanitarios «mal, tarde o nunca», no realizar campañas informativas ni preventivas entre la población y no ofrecer ninguna solución a la gestión de los residuos vegetales infectados por el escarabajo «comepalmeras».
